son los aspectos que corresponden a cada fase. Una tendencia es identificar con cada etapa ciertas facetas de la salvación. Por ejemplo, se ubica la regeneración y la justificación en la etapa inicial de la salvación, la santificación en la etapa progresiva y la glorificación en la etapa final. Hay cierta razón por esa clasificación. No es incorrecta. Sin embargo, no refleja toda la amplitud de lo que el autor a los Hebreos describe como “una salvación tan grande” (Heb. 2:4). El estudio detallado
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